LA PROCRASTINACIÓN: UN HÁBITO QUE DETERIORA NUESTRA PRODUCTIVIDAD
La psicóloga educativa Sandra Fuentes Chávez analiza las causas y estrategias para combatir la postergación de tareas.
“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Este antiguo refrán encierra una verdad que sigue vigente: la tendencia a posponer nuestras responsabilidades puede convertirse en un obstáculo para alcanzar las metas. Este fenómeno, conocido como procrastinación, afecta a estudiantes, profesionales y a cualquier persona que lucha con la gestión del tiempo y las prioridades.

Según la psicóloga educativa Sandra Fuentes Chávez, docente de la Escuela de Psicología de la UCV Trujillo, la procrastinación se define como la postergación del inicio, proceso o finalización de una tarea previamente planificada. “Este hábito puede impactar diferentes ámbitos de la vida, como el académico, social, familiar y laboral, afectando el rendimiento y la productividad”, explica la especialista.
Fuentes Chávez señala que muchas personas son conscientes de que están postergando sus responsabilidades, pero a menudo optan por realizar actividades más agradables o menos demandantes. “Cuando la procrastinación se convierte en un hábito, surgen dificultades para jerarquizar tareas, organizarse y mantener el enfoque en los objetivos trazados”, agrega.
Factores que influyen en la procrastinación
El estado de ánimo, las emociones e incluso la ansiedad son factores que pueden inducir a la postergación de tareas. Frente a un evento desafiante, es común elegir la vía más fácil, evitando confrontar la situación y cayendo en la procrastinación.
“Todos procrastinamos en algún momento, pero es fundamental reconocer cuándo se convierte en un problema recurrente que limita nuestro desarrollo personal y profesional”, advierte la experta.
Estrategias para superar la procrastinación
Para combatir este hábito, la psicóloga recomienda tomar conciencia de las desventajas de postergar constantemente las tareas y aplicar estrategias de organización y gestión del tiempo. Algunas de ellas incluyen:
* Plantear objetivos realistas: antes de iniciar cualquier tarea, es importante preguntarse, “¿Cómo lo haré? ¿De qué manera lo llevaré a cabo?”.
* Establecer plazos concretos: definir tiempos límite ayuda a mantener el enfoque y la motivación.
* Eliminar distractores: tener a la mano solo los materiales necesarios para la tarea evitan que la atención se disperse en otras actividades.
* Ordenar prioridades: enfrentar las responsabilidades según su importancia y urgencia, facilita la ejecución de pendientes sin sentirse abrumado.
“Vivimos un día a la vez y ordenar nuestras prioridades nos permite avanzar sin saturarnos”, concluye Fuentes Chávez. Con disciplina y estrategias efectivas, es posible vencer la procrastinación y optimizar el rendimiento en todas las áreas de la vida.
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